Marilyn Cote: una charlatana con múltiples títulos y ninguna licencia médica

La historia de una charlatana que expuso el vacío legal en la validación profesional en México.

Marilyn Cote, autoproclamada experta en neurociencia y criminalística, ha desatado un escándalo en México al revelarse como una farsante. Con una asombrosa cantidad de títulos y credenciales falsas, esta mujer logró posicionarse como una «especialista de prestigio» en salud mental y criminalística, al punto de prometer curas exprés para la depresión y la ansiedad. Sin embargo, su aparente éxito se desmoronó cuando fue descubierta, gracias a la denuncia viral de un joven médico en redes sociales.

La creación de una reputación ficticia
Con un historial que presume estudios en la Universidad de Quántico, Virginia, y colaboraciones con prestigiosas instituciones como Harvard y la Universidad de Oslo, Marilyn Cote tejió una red de mentiras y títulos inventados para establecerse como «una de las mejores especialistas de Estados Unidos y Países Bajos». En realidad, Cote es abogada de profesión, con cédulas legítimas que respaldan estudios en derecho, criminalística y psicología, obtenidos en instituciones como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Libre de Psicología. Pero esto no fue suficiente para ella: Cote usaba números de cédulas profesionales falsas para expedir recetas de medicamentos psiquiátricos controlados.

Charlatanes Médicos: la cuenta que expuso la farsa
Hace dos meses, un joven médico, cansado de ver falsos especialistas poniendo en riesgo a pacientes, creó la cuenta Charlatanes Médicos en la plataforma X (anteriormente Twitter). Con esta cuenta, buscaba denunciar a impostores del ámbito de la salud que, sin preparación real, ofrecían servicios médicos. Cuando descubrió las recetas de Cote, notó las irregularidades y decidió investigar. Halló reseñas en Google, publicaciones en redes sociales y documentos falsos que evidenciaban la trama de engaños de Cote. Las cédulas eran ficticias, y sus publicaciones estaban llenas de contenido photoshopeado para legitimar su apariencia de «experta».

Recetas, títulos falsos y promesas sin fundamento
Marilyn Cote


Marilyn Cote, titulada por… Photoshop.
La historia se vuelve más compleja cuando se examinan las recetas que Cote expedía a sus pacientes. En sus documentos médicos, Cote mezclaba logotipos de su clínica ficticia, Neuropsychology Clinic Marilyn Cote, con los de instituciones reconocidas como Harvard y Oslo. Además, utilizaba varias direcciones, desde la ubicación de un consultorio en Puebla, en las Torres Médicas de Fifty Doctors, hasta una dirección en San Diego. Incluso, las recetas incluían nombres de otros supuestos colegas médicos, como el doctor Rodrigo Aquilino, un médico ficticio del Hospital General de Massachusetts.

Entre los medicamentos recetados por Cote se encontraban Q-Mind, un antipsicótico para la esquizofrenia, y Neupax y Kastandi, usados para tratar trastornos depresivos graves. En redes sociales, muchos pacientes denunciaron efectos secundarios y diagnósticos sin sustento, describiendo el trato de Cote como abusivo y poco profesional.

Las pruebas de un fraude estructurado
A medida que la investigación avanzaba, salieron a la luz más evidencias de que Cote había creado una identidad falsa. En redes sociales, la «doctora» Marilyn Cote aparecía con imágenes editadas, en las que incluso figuraba en falsas portadas de revistas, como la italiana Grazia, donde se leía «Bravissima Dottoressa». Además, en algunas imágenes, fotos de modelos masculinos llevaban el nombre de su clínica en Photoshop. Según Google y Doctoralia, donde fue reconocida en 2017, todos los títulos adicionales que Cote exhibía eran ficticios.

Las denuncias de los pacientes y el cierre del consultorio
Desde hace cinco años, los testimonios en línea de pacientes insatisfechos son reveladores. En Google, decenas de personas advierten sobre los diagnósticos erróneos y las recetas sin licencia emitidas por Cote. Un paciente aseguró que perdió más de mil dólares y tuvo que denunciarla ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Otros expresaron que Cote diagnosticaba automáticamente con «narcisismo» y prescribía antidepresivos como Duloxetina y Quetiapina a todos sus pacientes, cuestionando cómo las autoridades podían ignorar sus actos.

En respuesta, Marilyn Cote intentaba defenderse en redes, usando un tono desafiante y lleno de insultos: «Tuvieras los ovarios para pararte frente a mí y hacerme ver la sarta de difamaciones que estás diciendo, pero no tienes el valor». Estas respuestas intensificaron la desconfianza de los pacientes y dejaron en claro el carácter conflictivo de la situación.

Las acciones legales contra Marilyn Cote
El hospital Fifty Doctors emitió un comunicado este jueves negando cualquier vínculo con Cote y anunciando acciones legales por el uso no autorizado de su nombre y logotipo. Además, la Secretaría de Salud de Puebla, tras las denuncias públicas, clausuró su consultorio. Según la dependencia, el cierre fue motivado por la falta de aviso de funcionamiento y la ausencia de licencias sanitarias y cédulas profesionales válidas.

«La Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios (DPRIS) ejecutó la suspensión total, de manera temporal», explicó el comunicado, subrayando que el consultorio permanecería cerrado hasta que se acreditara la seguridad para los pacientes.

Una problemática sin solución a la vista
Para el analista de salud Xavier Tello, este caso es solo la punta del iceberg de un problema estructural en México: «¿Le cierran el consultorio? Puede abrir otro», afirma. Tello resalta que México enfrenta una falta de regulación y control en el sector salud, ya que no existe un sistema efectivo de validación profesional. «Tenemos médicos que realizan cirugías sin ser cirujanos, entrenadores de gimnasio recetando medicamentos y personas no calificadas haciéndose pasar por médicos. COFEPRIS no tiene los recursos para perseguir este tipo de delitos», explica el experto.

El desafío de regular la práctica médica en México
El caso de Marilyn Cote expone una preocupante realidad sobre el intrusismo médico en el país. Sin un sistema que verifique adecuadamente las credenciales de quienes ejercen en el sector de la salud, los pacientes siguen expuestos a personas que, como Cote, se aprovechan de la vulnerabilidad de quienes buscan ayuda profesional. Si bien las autoridades han tomado acciones inmediatas, la falta de medidas más profundas para controlar el ejercicio profesional plantea la posibilidad de que, como sugiere Tello, Cote u otros charlatanes puedan seguir operando bajo nuevas fachadas.

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