Todo apunta cada vez más a que el prelado es protagonista de un escándalo y no víctima de un acto delictivo.
La Iglesia católica mexicana podría verse sacudida por un escándalo que dejaría a todos desconcertados. Lo que comenzó como la desaparición aparentemente misteriosa del obispo Salvador Rangel Mendoza se ha convertido en un torbellino de confusión, con giros y vueltas que desafían toda lógica.
Todo comenzó con la desaparición del obispo denunciada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Según las primeras informaciones, el fiscal del estado de Morelos, Uriel Carmona Gándara, afirmaba que había sufrido un secuestro exprés, un hecho que sembró dudas sobre la seguridad en la región. Sin embargo, estas afirmaciones fueron pronto cuestionadas. «Se dieron algunas declaraciones de que fue un secuestro exprés. Nosotros pensamos que no», dijo el comisionado estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros, desafiando la versión inicial.
Más adelante, Ortiz Guarneros agregó: «Por algunas evidencias que hay, y que ya se las dimos a la Fiscalía, hasta donde sabemos [el obispo] entró voluntariamente al motel con una persona del mismo sexo y esa persona después se retiró».
Las revelaciones posteriores sólo sirvieron para profundizar el enigma. El abogado del obispo, Pedro Martínez Bello, quien inicialmente había informado a la prensa sobre un secuestro exprés, sorprendentemente renunció a su representación legal. En un breve video, Martínez Bello declaró: «Ya no soy más el abogado del obispo […] son los abogados del Episcopado del estado de Morelos quienes tienen a su cargo el asunto».
Por su parte, el gobernador interino de Morelos, Samuel Sotelo Salgado, también descartó la versión del secuestro exprés. «No tenemos hasta el día de hoy un elemento sólo para determinar que haya sido privado de la libertad como tal».
Mientras tanto, la Iglesia y las autoridades tratan de contener el caos. La CEM emitió un comunicado solicitando prudencia y respeto hacia la dignidad humana. «Ante todo damos gracias a Dios porque fue hallado con vida monseñor Salvador Rangel Mendoza. Como Iglesia confiamos en las instituciones y eso nos lleva a dejar en manos de las autoridades la investigación correspondiente», señaló el organismo en medio de una ola de rumores en los medios.
«Por ahora sólo pedimos, respetuosamente, que se eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana», añadió la CEM.
Mientras la verdad detrás del escándalo del obispo Salvador Rangel sigue envuelta en misterio, una cosa es segura: la historia está lejos de haber llegado a su fin.
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